SOBRE LA FELICIDAD (y el humor retorcido)


Desde que el hombre existe se promulga la idea que el fin de todos los medios es la felicidad. Mi mamá, muy sabia a veces, me dijo un día que la felicidad son destellos. Pequeños momentos fugaces. No es algo permanente. No es algo que se asienta y se queda.
Me considero una persona asocial (y antisocial también) por lo que suelo estar con cara de culo la mayoría del tiempo. Tengo un humor negro y de mierda. Me rio cuando la gente es torpe (créanme que yo soy la mas torpe de todas) –y luego corro a ayudarlas (sin parar de reirme, obvio)-. Mi mamá me dice que no soy tan linda cuando estoy en modo yo (cosa paradójica la verdad ya que es siempre) y que soy más linda cuando sonrío (cliché). Igualmente me considero divertida a mi modo morboso y retorcido. Me rio de la La Ley de Murphy y cuando las cosas salen mal una broma suele sacarme de la tangente (usé bien la expresión?). (No, creo que no). Es por eso que decidí que ser feliz por momentos es algo que está muy bien. Una cena rica cuando tenés mucha hambre, una clase de zumba donde no coordinas ni-un-solo-paso, un trabajo bien hecho, ganar una discusión mano a mano (orgasmo laboral), salir temprano, verte mas flaca, un cigarrillo leyendo algo que me (te) gusta, una charla con tu hermana, una trastabillada donde salís ileso, que River gane contra Boca. En fin. Los otros momentos, los reales, los que no-son-destellos-de-felicidad, los disfruto a mi modo. Al fin y al cabo la vida es eso. Lo bueno está en  disfrutar todo lo que enumeré arriba. Mientras tanto, me vas a ver con cara de poker casi siempre, hablando borde, tirando comentarios afilados, muchas puteadas y una risa de foca atragantándose. Me gusta mi vida, no me quejo, aunque si me preguntás qué onda te diría que nada salió como quería. Pero si lo pienso bien, soy una indecisa de mierda. Lo que toca toca, o no. Rebelate un poco todos los días. Ponele el pecho a las balas y dibújate un Picasso en tu vida. Hacé lo que quieras, total, todos van a opinar. Si sabes como me pongo para qué me invitas, no? No. En serio. En fin, andá a acostarte con una sonrisa macho. La revolución está a la vuelta de la esquina y acordate que mañana podés tener un momento de felicidad que va a ser que toda la mierda, valga un poco la pena.  

Siempre cariñosamente
Coyote

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