ROCÍO


Conocí a mi amiga como se conoce a la gente que te cambia la vida. Y te la cambia para siempre. Por pura casualidad.
Qué sabía yo que haberla llamado Piba Revolución iba a ser augurio de todo lo que vino después?  No fuimos al mismo colegio, ni vivimos en el mismo barrio, ni nuestros padres son amigos. No fuimos al mismo club, ni compartimos amigos en común. No nos conocimos en la Iglesia, ni en un boliche ni bar. A ella le gusta la hippeada, tomar birra y fumarse alguno para relajarse y yo amo las carteras, hablar de moda y estoy casada. A ella le gustan los pibes rock, el barro y escuchar a la bomba de tiempo. Es buena con los nenes, es amante de la birra y el vino (ya lo dije?), marchar por las causas que le parecen justas y tiene un pañuelo verde colgado de la mochila que siempre lleva. Yo vivo colgada de una palmera, trabajo en una oficina de dieciocho metros cuadrados y siempre cambio de cartera. El verde combina con tan poco y además, odio el glitter. Sin embargo, con este yin y yang, con este blanco en negro y negro en blanco, le regalo vino porque se que le gusta y ella me deja hablarle de todo lo que se me pasa por la cabeza mientras fumamos cigarrillos armados y me dice que compre filtros biodegrables porque son mejor para el planeta tierra. 
Mi amiga llegó en el momento justo porque no podía llegar antes y estaba muy impaciente para venir después. Es magia que llega a trompicones, calma en la tormenta y una palabra justa. Es el sí en la punta de la lengua, es una casa cuando no tenés dónde ir, es ese chico que te dice que estás linda aún cuando estás en pijama o te sacan una foto mientras bostezas, es esa madre que te festeja los triunfos más pequeños, es ese Viernes glorioso después de una mala semana. Es el consejo justo en el momento justo. 
Si me preguntas una palabra para definirla te diría que es casa. Hogar. Y si me pedís una frase sería “Ro es a donde voy cuando todos se fueron”. Es el día después de la crisis, cuando pensas que ya no hay nada más abajo y sólo queda una dirección: ir para arriba. Es quererla en tu equipo a cualquier precio y siempre.
Nunca avancé tan rápido y decidida como lo hice desde que la conocí. Llegó tropezando, apurada, con la revolución a cuestas. Me cuesta mucho seguirle el ritmo pero siempre intento estar a la par. Y aunque de pasos de gigante sabiendo que aún no aprendí a caminar no me importa, porque ella est[a ahí. Mi amiga no va a estar atrás para sostenerme ni adelante para que la siga. Ella va a estar al lado, caminando conmigo y sosteniendo mi mochila un rato para que yo pueda descansar la espalda.
Deseo desde lo más profundo de mi ser que a todos les llegue una Rocío. Pero estén atentos; seguramente llegue con ideas raras de conseguir sillas, de mandar cartas a la gobernadora de la provincia y con un éxito a cuestas difícil de manejar.
Si yo fuese Khaleesi, ella sin duda alguna sería The Hand ¿Qué puede salir mal? Nada. Un éxito rotundo.



La recomendación del día:
Nunca es tarde para sorprenderse de la gente que conoces. Porque las mejores personas se pueden conocer en un viaje al conurbano, pasando semáforos en rojo y esperando que una fila de patos se decida a cruzar de calle. En fin...


COYOTE


Comentarios