EL ÚLTIMO ABRAZO DE PAPÁ
Hace
unos días circuló una foto de un padre y su hija muertos en la orilla del río Bravo,
México. Deseaban llegar para pedir asilo político a los Estados Unidos. Nunca
llegaron.
Lo
primero que un padre hace cuando nace su hijo es regalarle un abrazo bajo la
promesa de protección eterna. El cuerpo pequeño y tibio del recién nacido
recibe sus primeras palabras y conoce al primer amor de su vida.
Para
las nenas, papá es invencible. Es quien pelea contra monstruos enormes y nos
hace sentir princesas. Es el primer hombre con quien bailamos, el primer beso
en la mejilla. Papá nunca va a rompernos el corazón.
Papá
nos cuida de los males del mundo; de la maldad personificada, del odio, el
hambre, el abandono. Papá el fuerte. Papá nos protege del frío, del calor, de
los bichos, de los raspones, de la desolación. Papá el número uno. Papá nos
recibe con brazos abiertos, con sonrisa infinita y cálida. Papá el increíble. Papá
nos promete que nos va a cuidar siempre. Y eso hizo Oscar. Cuidó a Valeria
hasta el final, hasta su último aliento que resultó ser el de ella también. No
puedo terminar este texto sin llorar. Oscar hizo todo porque su hija tuviese
otro futuro, donde los males no existiesen y la indiferencia sea solo una
pesadillla. Me lo imagino diciéndole que todo va a estar bien.
Seguramente
llegaron al cielo abrazados.
Papá
el héroe.
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