LA FELICIDAD



Dios creó al hombre para ser feliz. En teoría. Según mamá y papá. Todo lo que ellos quieren es que seamos…felices. Tan simple como eso. Felices. Para muchos, la felicidad es el final del camino, la meta a alcanzar, el mayor logro. Sentarse un día a tomar café, mirar alrededor y decir… soy feliz. Dos palabras. Solo eso. Dos palabras.

¿Pero qué pasa si uno no busca la felicidad? ¿Qué pasa si uno simplemente no nació para serlo? ¿Está bien? ¿Está mal? ¿A quién le estamos fallando? ¿A nosotros? ¿O a ellos?

Querer ver bien a alguien suele ser nuestro mayor deseo. Querer que alguien esté bien es una forma muy sana de quererlo. Es, también, ¿una forma de querernos a nosotros? Sí. Es una pregunta ¿Hay algo mal en mí por decir que mi mayor meta no es ser feliz? Y eso me lleva a pensar, ¿qué es la felicidad? ¿Son destellos, momentos fugaces y efímeros? ¿Es transitorio? ¿Duradero? ¿O es un sentimiento? Sentimiento que se instala y no se va.

¿Por qué? ¿Por qué no puedo ser feliz? ¿Si nos reinos somos felices? Yo, tú, él, nosotros. Todos reímos en algún momento ¿La tristeza será ausencia de risa? ¿O es ausencia de felicidad? ¿Se puede vivir eternamente triste? ¿Eternamente feliz?

Me centro en lo que quiero y cómo lo quiero. En ningún momento deseo ser feliz. No lo veo como un logro. Y soy tan ser humano como cualquier otro. Pero no me levanto y digo “hoy es un buen día para ser feliz”. Ni siquiera lo pienso. Vivo el momento esperando a que llegue EL momento que aún no sé cuál es. Y en el camino veo. A veces es sinuoso, cuesta arriba, cuesta abajo, sube y baja. 

Vivo el camino, lo sufro. Ser feliz no es mi meta. No la es hoy ni la fue ayer. Como si hubiese aprendido a vivir con el sentimiento de tristeza incrustado en mi corazón y en cada terminación nerviosa de mi cuerpo. Pero se puede vivir. Te digo que se puede porque yo puedo hacerlo. Tengo todo para ser feliz. Pero no lo soy. Quizá porque no lo quiero ser. Disfruto esos momentos de euforia, dinámicos pero efímeros. Lo vivo en carne viva. Me desnudo completamente y soy yo. Los vivo así. Y está bien.

No se puede querer todo. La felicidad no entra en mi calendario. No hay un dia D donde me vaya a sentar a tomar café y diga “soy feliz”. De hecho, creo que la felicidad está sobrevalorada. Muy sobrevalorada. Y no soy un bicho raro. Soy diferente a vos. Vos sos el raro que vas por la vida con ese optimismo absurdo disfrazado de felicidad. No me mientas y por favor no te mientas a vos mismo. Nadie es feliz todo el tiempo. De hecho, debe haber alguien como yo que no es feliz nunca ¿Y sabes qué? Está perfecto. No inundes mis planes con una felicidad barata de mierda. Mejor que ser feliz, deséame éxito. Y un poco de suerte. Hay gente que no nació para ese deseo. Yo soy una.

Tuve un día de esos que te destruyen un poco más.

¿Se nota?


Comentarios