TE PERDONO


Va a llegar un día, luego de tanto viaje, que deje la valija sin hacer arriba de la cama.

Que me saque los zapatos y me quede solo en medias y me siente en el sillón y me quede mirando por la ventana cómo cae el sol mientras tiñe todo el cielo de rosa o naranja.


Va a llegar el día donde todo el sufrimiento y la tristeza de mi cuerpo me abandonen por completo y me pueda sentir ligera.

Donde la sal en la herida no duela, donde mi mente se sienta despejada de todo el humo que la corroe y la impregna. Donde los fantasmas ya no existan.


Va a llegar el día donde la piel no queme y ya no tenga ganas de arrancármela.

Donde la palabra depresión no me acompañe y no esté siempre dispuesta a salir de mis labios.

Donde la palabra depresión me traiga, simplemente, sabor amargo de boca. Donde ya no conozca su significado. 


Va a llegar un día donde pueda sentarme con las piernas recogidas y me fume un cigarrillo en paz. Donde la presión de mi cerebro me haya dado tregua, donde el corazón se expanda, donde mi cabeza no duela. 


Va a llegar el día donde las relaciones no me dañen ni yo me dañe tampoco.

Va a llegar el día donde me refleje en ese ventanal y me vea a mí y sólo a mí.

Donde vea el reflejo y le diga: Te perdono. No importa, yo te perdono.

Y ya no duela.

No arda.

No queme.



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